Actualmente, se estima que en España se realizan cerca de 300.000 intervenciones al año de cirugía refractiva corneal con láser y, la más popular, continúa siendo la técnica LASIK. Veinte años después de la primera operación en nuestro país, los resultados han sido exitosos en un 90% y multitud de estudios en el mundo han concluido que el LASIK es eficaz, fiable y seguro en el tratamiento de la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la presbicia (vista cansada). No obstante, no está exento de algunas limitaciones sobre las que se sigue investigando con el fin de reducirlas. Durante el congreso celebrado en Madrid, los expertos han analizado las mejoras en este campo que, según el doctor César Villa Collar, «se centran en analizar con mayor fiabilidad la estructura de la cornea».
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domingo, 9 de mayo de 2010
jueves, 6 de mayo de 2010
El estudio del genoma de un ave da nuevas claves sobre el origen del lenguaje
Este pequeño pájaro se lleva utilizando 40 años para investigar cómo se aprende a hablar y ahora se ha descifrado su genoma.
Como los humanos, produce sonidos de gran complejidad, que aprende al oír a un tutor adulto como hacen los humanos.
Investigadores del Instituto de Oncología de la Universidad de Oviedo han contribuido a descifrar el genoma del pinzón cebra, un ave que sirve como modelo de aprendizaje y comunicación verbal, en un trabajo que permite avanzar en la determinación de los genes implicados en el lenguaje.
El estudio puede ayudar a estudiar patologías relacionadas con problemas de comunicación como el autismo e incluso el Parkinson y el Alzheimer y ha sido realizado por el grupo que dirige en la Universidad de Oviedo el Premio Nacional de Investigación Carlos López-Otín, informa la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (FICYT).
"El pinzón cebra posee un canto de notable complejidad, que aprende a una edad temprana escuchando el de un tutor adulto y en ese sentido sus características son muy parecidas a las del lenguaje humano", explica Carlos López-Otín a través de un comunicado de FICYT. El catedrático de Bioquímica y Biología Molecular ha coordinado la contribución española a esta investigación.
Continúa en : 20minutos.com
Como los humanos, produce sonidos de gran complejidad, que aprende al oír a un tutor adulto como hacen los humanos.
Investigadores del Instituto de Oncología de la Universidad de Oviedo han contribuido a descifrar el genoma del pinzón cebra, un ave que sirve como modelo de aprendizaje y comunicación verbal, en un trabajo que permite avanzar en la determinación de los genes implicados en el lenguaje.
El estudio puede ayudar a estudiar patologías relacionadas con problemas de comunicación como el autismo e incluso el Parkinson y el Alzheimer y ha sido realizado por el grupo que dirige en la Universidad de Oviedo el Premio Nacional de Investigación Carlos López-Otín, informa la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (FICYT).
"El pinzón cebra posee un canto de notable complejidad, que aprende a una edad temprana escuchando el de un tutor adulto y en ese sentido sus características son muy parecidas a las del lenguaje humano", explica Carlos López-Otín a través de un comunicado de FICYT. El catedrático de Bioquímica y Biología Molecular ha coordinado la contribución española a esta investigación.
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lunes, 3 de mayo de 2010
«Deberé ir al psiquiatra toda mi vida»
Trabajó un tiempo como periodista, pero para este libro ha recibido ayuda. ¿No pudo llegar a escribirlo?
– La idea del libro fue distinta. Fui a ver al editor porque quería contar casos que habíamos recibido en la asociación, y me dijo que eso no entraba en su línea. Me preguntó entonces qué quería y, cuando le dije que hablar del incesto, me planteó que contara mi caso y así se sabría lo que sucede. Pero para mí era un gran sacrificio escribir todo eso.
– ¿Necesitaba distancia?
– Sí. Contarlo ha sido tan duro que no me imagino escribirlo. Estoy demasiado implicada. Pero me lo he tomado como un acto de militancia, como una manera de hacer avanzar las cosas. Desde luego, no ha sido una forma de curarme. Podría decir, incluso, que durante un tiempo mi psiquiatra trabajó el doble. Pero con este libro he conseguido que arranque un cambio legal en Francia. Me doy por satisfecha.
– ¿Qué ha sentido al leer la versión final?
– Lo he leído como si fuera la historia de otra persona. Cuando vi el manuscrito, fue un ‘shock’. Grité a la periodista que lo escribió, le dije que era horroroso... luego me calmé y le pedí disculpas. Lo he leído dos veces antes de su publicación, y no lo he vuelto a mirar.
– ¿Sigue yendo al psiquiatra?
– Sí, tengo un trastorno bipolar y eso no se cura, así que tendré que ir a sesiones y tomar la medicación toda la vida. También voy al psicólogo aunque ahí hago el trabajo por escrito. El problema es que soy incapaz de cuidar de mí misma, de disfrutar de algunas cosas. Pero no pierdo la esperanza de lograrlo.
– ¿Echa en falta alguna iniciativa de la UE sobre el incesto? Las hay sobre tantas otras cosas, como los derechos de los animales en las granjas...
– Sí y no. Habría que hacer cosas a nivel europeo, pero luego cada país es distinto:tienen culturas diferentes, composiciones étnicas muy diversas, la religión pesa más o menos en cada uno, la familia se concibe de distinta manera... Hay que hacer que Europa obligue a los países a ocuparse del asunto. Es preciso dar nombre al tabú para poder combatirlo. Si un país mostrara el camino, otros le seguirían.
Visto en : Elcorreodigital.com
– La idea del libro fue distinta. Fui a ver al editor porque quería contar casos que habíamos recibido en la asociación, y me dijo que eso no entraba en su línea. Me preguntó entonces qué quería y, cuando le dije que hablar del incesto, me planteó que contara mi caso y así se sabría lo que sucede. Pero para mí era un gran sacrificio escribir todo eso.
– ¿Necesitaba distancia?
– Sí. Contarlo ha sido tan duro que no me imagino escribirlo. Estoy demasiado implicada. Pero me lo he tomado como un acto de militancia, como una manera de hacer avanzar las cosas. Desde luego, no ha sido una forma de curarme. Podría decir, incluso, que durante un tiempo mi psiquiatra trabajó el doble. Pero con este libro he conseguido que arranque un cambio legal en Francia. Me doy por satisfecha.
– ¿Qué ha sentido al leer la versión final?
– Lo he leído como si fuera la historia de otra persona. Cuando vi el manuscrito, fue un ‘shock’. Grité a la periodista que lo escribió, le dije que era horroroso... luego me calmé y le pedí disculpas. Lo he leído dos veces antes de su publicación, y no lo he vuelto a mirar.
– ¿Sigue yendo al psiquiatra?
– Sí, tengo un trastorno bipolar y eso no se cura, así que tendré que ir a sesiones y tomar la medicación toda la vida. También voy al psicólogo aunque ahí hago el trabajo por escrito. El problema es que soy incapaz de cuidar de mí misma, de disfrutar de algunas cosas. Pero no pierdo la esperanza de lograrlo.
– ¿Echa en falta alguna iniciativa de la UE sobre el incesto? Las hay sobre tantas otras cosas, como los derechos de los animales en las granjas...
– Sí y no. Habría que hacer cosas a nivel europeo, pero luego cada país es distinto:tienen culturas diferentes, composiciones étnicas muy diversas, la religión pesa más o menos en cada uno, la familia se concibe de distinta manera... Hay que hacer que Europa obligue a los países a ocuparse del asunto. Es preciso dar nombre al tabú para poder combatirlo. Si un país mostrara el camino, otros le seguirían.
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jueves, 29 de abril de 2010
Trinidad Jiménez anticipa que la reforma de la Ley del Tabaco será en junio
La cuenta atrás para la entrada en vigor de la reforma de la Ley del Tabaco ha comenzado. La ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, ha señalado que en el mes de junio, "antes de que termine el periodo de sesiones", estará totalmente prohibido fumar en espacios públicos.
Aunque, Jiménez ha añadido, en un programa de Televisión Española, que la entrada en vigor de la nueva norma que modificará la actual ley, estará en función de las "negociaciones" con los partidos. La ministra ha explicado que con esta reforma se cumplen los objetivos de propia la Ley del Tabaco, que no se fume en los espacios públicos cerrados porque "perjudica la salud" y para lograr esos fines se reformarán algunos artículos de la ley.
Trinidad Jiménez ha señalado que las inversiones de los empresarios para facilitar espacios para fumadores en los locales donde la ley lo permitía, se sitúa en torno al 1%, y el coste medio de las reformas oscila entre los 8.000 y 15.000 euros, según un estudio económico "riguroso". La ministra ha añadido que en hostelería esta inversión después de cinco años está amortizada y que en otros países la medida no ha supuesto perjuicios para el sector.
Visto en: Elcorreodigital.com
Aunque, Jiménez ha añadido, en un programa de Televisión Española, que la entrada en vigor de la nueva norma que modificará la actual ley, estará en función de las "negociaciones" con los partidos. La ministra ha explicado que con esta reforma se cumplen los objetivos de propia la Ley del Tabaco, que no se fume en los espacios públicos cerrados porque "perjudica la salud" y para lograr esos fines se reformarán algunos artículos de la ley.
Trinidad Jiménez ha señalado que las inversiones de los empresarios para facilitar espacios para fumadores en los locales donde la ley lo permitía, se sitúa en torno al 1%, y el coste medio de las reformas oscila entre los 8.000 y 15.000 euros, según un estudio económico "riguroso". La ministra ha añadido que en hostelería esta inversión después de cinco años está amortizada y que en otros países la medida no ha supuesto perjuicios para el sector.
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lunes, 26 de abril de 2010
Incertidumbre
Los jóvenes de hoy viven en un mundo con pocas certezas y demasiados titubeos. Es necesario un cambio de paradigma y ellos son los encargados de hacerlo realidad.
Los jóvenes siempre llevan la responsabilidad de cambiar el mundo. Pero antes de acometer esta noble misión tienen que enfrentarse también con el destierro de todos esos tópicos que los tildan de conservadores, pasivos e insolentes. Mientras, la realidad dice que nunca en la historia hubo jóvenes tan preparados y viajados como los de nuestros días.
Muchos de los estereotipos que recaen sobre ellos no representan a la mayoría. Por lo general, los sondeos coinciden en que los jóvenes del siglo XXI son individualistas pero solidarios, sobre todo con las causas referidas al respeto de los derechos humanos a nivel global. Participan en política pero la hacen de otro modo. Son menos los que se enrolan en organizaciones sindicales o partidos políticos, quizás por que son instituciones de un siglo que ya no es el suyo. Pero contribuyen con su voto en las urnas e interaccionan a través de blogs y redes sociales, los nuevos espacios de encuentro de la juventud.
Es cierto que para ellos las condiciones siempre fueron difíciles, pero ahora el horizonte se ha hecho todavía más incierto. La incertidumbre es una de las sensaciones más habituales que tienen que sobrellevar aquellos Se trata de una revolución pacífica en la que los cambios ya no se realizan con estrépito, pancartas y altavoces sino de manera tranquila y a través del dialogo e interacción a escala planetaria. que están entre los 18 y los 30 años. La falta de oportunidades laborales y la precariedad de los contratos que se les ofrecen hacen que muchos no vean con claridad su futuro. “Estudiamos a ciegas, no sabemos si lo que hacemos no servirá de algo, no tenemos ni idea de lo que va a pasar”, asegura Itziar Fuente, estudiante de biología en la Universidad de Oviedo.
Continua en: Revistafusion
Los jóvenes siempre llevan la responsabilidad de cambiar el mundo. Pero antes de acometer esta noble misión tienen que enfrentarse también con el destierro de todos esos tópicos que los tildan de conservadores, pasivos e insolentes. Mientras, la realidad dice que nunca en la historia hubo jóvenes tan preparados y viajados como los de nuestros días.
Muchos de los estereotipos que recaen sobre ellos no representan a la mayoría. Por lo general, los sondeos coinciden en que los jóvenes del siglo XXI son individualistas pero solidarios, sobre todo con las causas referidas al respeto de los derechos humanos a nivel global. Participan en política pero la hacen de otro modo. Son menos los que se enrolan en organizaciones sindicales o partidos políticos, quizás por que son instituciones de un siglo que ya no es el suyo. Pero contribuyen con su voto en las urnas e interaccionan a través de blogs y redes sociales, los nuevos espacios de encuentro de la juventud.
Es cierto que para ellos las condiciones siempre fueron difíciles, pero ahora el horizonte se ha hecho todavía más incierto. La incertidumbre es una de las sensaciones más habituales que tienen que sobrellevar aquellos Se trata de una revolución pacífica en la que los cambios ya no se realizan con estrépito, pancartas y altavoces sino de manera tranquila y a través del dialogo e interacción a escala planetaria. que están entre los 18 y los 30 años. La falta de oportunidades laborales y la precariedad de los contratos que se les ofrecen hacen que muchos no vean con claridad su futuro. “Estudiamos a ciegas, no sabemos si lo que hacemos no servirá de algo, no tenemos ni idea de lo que va a pasar”, asegura Itziar Fuente, estudiante de biología en la Universidad de Oviedo.
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sábado, 24 de abril de 2010
Vivir en paz es posible
El estrés afecta a un tercio de los españoles y está relacionado con la mitad de las bajas laborales. La crisis económica empeora aún más estos datos. Controlar aquello que lo causa no siempre es posible. Aprender a controlarse uno mismo, sí
Hay quien vive el estrés como algo crónico (y agónico). Hay quien ha hecho de su vida una actividad estresante y no sabe cómo zafarse de esa carga. Hay incluso gente que necesita el estrés, moverse con él a diario para sentirse vivo, aunque ese estilo de vida acabe pasándole facturas físicas y psíquicas. Para algunos estresados crónicos, los domingos suelen ser días vacíos en los que el malestar avanza conforme se desliza la tarde. Echan de menos ese veneno de adrenalina y tensión de los días normales. O no saben descansar o no encuentran placer en relajarse.
"El estrés es una respuesta de alerta, de lucha, de invitación al esfuerzo. En justas dosis, algo positivo", explica Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS). El riesgo es vivir sobrecargado, no tener descanso. No saber parar. Es lo que le sucede a uno de cada tres españoles: "El 28% vive estresado. Con frecuencia, a causa del ritmo de vida o por sobrecargas económicas o sociales". Situaciones enquistadas, relaciones laborales injustas o abusivas, cansancio crónico. Con ese paisaje no es extraño que el consumo de antidepresivos y tranquilizantes se dispare.
"El año pasado, el 16% de la población tomó algún tipo de psicofármacos, con un balance final de 96,5 millones de envases vendidos", agrega Cano. Las estadísticas aclaran además que sólo dos tercios de estos medicamentos fueron recetados. El 30% de los pacientes los consume sin prescripción médica. Estos fármacos, generalmente benzodiacepinas, tranquilizan, pero no curan. No atacan la raíz del problema, y muchos de los que los toman se limitan a sobrevivir o a sobrellevar la presión diaria sin más. Un alto porcentaje no sufren depresiones mayores, lo que los haría necesarios, sino un malestar difuso que apagan con algún tranquilizante temporal u ocasional. Sin embargo, este arsenal farmacéutico podría descender. El estrés no es una condena fatal e irreversible. Sus cadenas se pueden romper o atenuar.
Hay gente, de todos modos, que se siente asfixiada en su propio trabajo. Además de las profesiones que conllevan riesgo físico, hay otras, menos amenazantes o incluso atractivas, en las que los profesionales se queman en unos pocos años. Las épocas de crisis o de cambios socioculturales no son ajenos a este derrumbe. Por ejemplo, casi la mitad de los profesores de Secundaria siente la percepción de no tener control sobre los alumnos. "Algunos viven problemas de violencia en las aulas y hasta reciben amenazas", recuerda Cano. ¿Qué hacer ante una situación así? ¿Afrontar el problema y resistir, ignorarlo, cambiar de centro? Depende de cada caso, pero la consulta al psicólogo o el aprendizaje de técnicas de control de estrés son recursos cada vez más utilizados entre el profesorado.
En otros casos, la ambigüedad del rol a desempeñar origina angustia y desencadena situaciones de estrés. "Es imprescindible dar al empleado una información correcta sobre las funciones a realizar. Pero también hay que valorar si está capacitado para ese puesto, y ahí juegan un papel capital los planes de formación. Un tercer factor a tener en cuenta es el control de los tiempos de entrega. Lo ideal es que el trabajador pudiera ajustar sus horarios, pero al menos que no se vea vigilado o controlado al minuto", explica el profesor Cano. En el otro extremo, las tareas monótonas generan también estrés. La rotación es necesaria, continúa Cano. "Si tenemos en cuenta que más del 50% del absentismo laboral y de ciertas bajas está relacionado con el estrés, la aplicación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales no sólo evitaría muchos casos de trabajadores quemados, sino un importante ahorro en bajas por estrés", continúa Cano.
No todo el mundo vive por igual los desafíos del estrés. Hay una mayor propensión en personas de temperamento obsesivo y carácter perfeccionista. Buscan el trabajo bien hecho, insisten una y otra vez, echan horas y reaccionan peor ante los errores. Ellos mismos asisten a veces resignados a esta espiral de tensión que tiene como escenario su propio cuerpo: cansancio, desmotivación, insomnio, de memoria, dolores musculares en hombro y espalda, y alteraciones digestivas y cardiovasculares...
"Es frecuente hablar de estrés emocional para referirse a personas que están en constante lucha con su entorno", afirma el doctor Jordi Rius, cardiólogo del centro médico Teknon, en Barcelona. Este estrés tiene mucho de impotencia ante "las tensiones relacionadas con el trabajo, los demás y uno mismo que conducen a una mezcla de estrés-depresión-ansiedad", añade. Como cardiólogo, al doctor Rius lo que le interesa es analizar las consecuencias del estrés sobre las arterias coronarias. "En el caso del estrés crónico, es complejo, difícil de cuantificar y catalogar si por sí solo puede conducir a un infarto de miocardio". En ese sentido resulta polémico determinar si, en el caso de que el infarto acaeciera en el trayecto del domicilio al lugar de trabajo o en la misma oficina, podía considerarse accidente laboral, recuerda el doctor Rius. "Quizá antes de salir de casa participó en una fuerte discusión o en un intercambio de insultos en medio del tráfico que fueron los inductores del infarto", prosigue el cardiólogo.
En los últimos tiempos, además, los cardiólogos tienen en cuenta también el impacto del estrés agudo o el provocado en situaciones especiales, como "el que ha traído la crisis económica", presente en todos los sectores sociales. Este estrés agudo o súbito "sube la presión arterial y acelera el progreso de la enfermedad de las arterias coronarias", lo que puede producir un infarto. "Estamos viendo ahora justamente que incluso a hipertensos bien controlados se les dispara la presión por el estrés. O que pacientes coronarios estables han empeorado más rápido de lo esperado", continúa Rius.
Por un lado, el estrés es un aliado directo de la arterioesclerosis (endurecimiento y pérdida de elasticidad de las arterias debido a los depósitos de grasas que se acumulan en ellas), con el consiguiente riesgo de infarto cardiaco o cerebral. Por otro, las personas estresadas suelen llevar una vida sedentaria, comen con prisas, padecen problemas de sueño... Todo ello es un círculo vicioso.
Un círculo, además, que se amplía a todas las clases sociales. "Ya no es una enfermedad de directivos o de profesionales como bomberos o médicos", señala el doctor Rius. "Cerca de la mitad de las muertes por ataque cardiaco o cerebrovascular se producen entre los 18 y los 69 años", advierte.
El estrés puede desembocar en un trastorno de ansiedad. Y a la vez la ansiedad fomenta el estrés. Las fobias y el pánico son algunas de sus manifestaciones. La fobia lleva a la evitación, mientras que el pánico se produce porque se teme que se vaya a desatar una crisis de ansiedad. "Tienes la sensación de que te estás muriendo o de peligro inminente y fatal", confiesa una mujer que más de una vez ha dudado si había sido víctima de una crisis de ansiedad o si estaba a las puertas del infarto. "Te ahogas, y te planteas si dejas que pase o te vas al hospital". Se teme por la vida, y en ocasiones ese ataque de ansiedad lleva a algunas personas a urgencias pensando que les acecha un infarto. No es así. Su vida no peligra de momento. Lo que no significa que ese frenesí vital no les haga cada vez más frágiles.
De todos modos, los expertos aseguran que no se deben subestimar los episodios fuertes de estrés que, aun siendo efímeros, provocan cuadros de angustia y tensión intensas, con el consiguiente riesgo cardiovascular. La prevención tiene que empezar a edades muy jóvenes: "Además de controlar la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes y la obesidad, hay que evitar fumar, disminuir el café o pasarse al descafeinado, hacer ejercicio, acostumbrarse a comer medias porciones y beber alcohol con discreción", sugiere el doctor Rius.
El estrés altera asimismo los ritmos del sueño. El insomnio aparece, al igual que el cansancio, en la vigilia. Recurrir a fármacos para dormir es una solución que en ocasiones puede convertirse "en una parte del problema, puesto que muchas personas acaban tomando fármacos diariamente y con insomnio crónico", señala el profesor Cano. "No hay que olvidar que si tomamos un fármaco psicoactivo que nos relaja, el cuerpo tiende a buscar de nuevo el equilibrio poniendo en marcha otra acción compensatoria, que consiste en activarse", añade Cano. El doctor Rius, sin embargo, defiende el uso de ansiolíticos-tranquilizantes si pueden ayudar. "Es más sano tomarlos que pasar una noche en blanco o todo el día tenso y nervioso", matiza.
El estrés pone en pie de guerra emociones como la tristeza, la rabia o el miedo. Acentúa la irritabilidad y las discusiones. Y hay estudios que avalan que la ira es uno de los predictores de infarto: su probabilidad aumenta si se produjo una discusión acalorada dos horas antes.
Las mujeres son más vulnerables ante el estrés. Lo padecen en un 32%, frente al 25% de los hombres. Los trastornos de ansiedad también les afectan tres veces más que a los varones. "Si no se tratan estos problemas, pueden desembocar en trastornos depresivos", recuerda Cano.
"Con psicoterapia y un tratamiento adecuado se pueden remontar la ansiedad y el estrés en unos meses", señala el presidente de SEAS. "Es fruto de un pensamiento erróneo. Atajarla implica cambiar la manera de interpretar la realidad y de entender la información. A menudo se producen errores interpretativos o se dedica demasiada atención a los problemas, lo que potencia la ansiedad. Para abordar esta alteración se requiere una labor de aprendizaje y diferentes técnicas", sostiene.
Pero el estrés no sólo es una alteración personal. Al estrés personal hay que añadir la atmósfera estresante que se respira en el trabajo y en la vida familiar y social. Una tensión colectiva que retroalimenta el malestar de los individuos ya estresados o proclives a ello. ¿Es una utopía aspirar a una vida tranquila? No, siempre y cuando se rebajen expectativas y se reduzcan objetivos, al menos en el terreno cuantitativo. "Cuantos más estresores (creadores de estrés) tengas en tu vida, peor", sostiene Antonio Cano.
Inmaculada de la Fuente. Visto en El País
Hay quien vive el estrés como algo crónico (y agónico). Hay quien ha hecho de su vida una actividad estresante y no sabe cómo zafarse de esa carga. Hay incluso gente que necesita el estrés, moverse con él a diario para sentirse vivo, aunque ese estilo de vida acabe pasándole facturas físicas y psíquicas. Para algunos estresados crónicos, los domingos suelen ser días vacíos en los que el malestar avanza conforme se desliza la tarde. Echan de menos ese veneno de adrenalina y tensión de los días normales. O no saben descansar o no encuentran placer en relajarse.
"El estrés es una respuesta de alerta, de lucha, de invitación al esfuerzo. En justas dosis, algo positivo", explica Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS). El riesgo es vivir sobrecargado, no tener descanso. No saber parar. Es lo que le sucede a uno de cada tres españoles: "El 28% vive estresado. Con frecuencia, a causa del ritmo de vida o por sobrecargas económicas o sociales". Situaciones enquistadas, relaciones laborales injustas o abusivas, cansancio crónico. Con ese paisaje no es extraño que el consumo de antidepresivos y tranquilizantes se dispare.
"El año pasado, el 16% de la población tomó algún tipo de psicofármacos, con un balance final de 96,5 millones de envases vendidos", agrega Cano. Las estadísticas aclaran además que sólo dos tercios de estos medicamentos fueron recetados. El 30% de los pacientes los consume sin prescripción médica. Estos fármacos, generalmente benzodiacepinas, tranquilizan, pero no curan. No atacan la raíz del problema, y muchos de los que los toman se limitan a sobrevivir o a sobrellevar la presión diaria sin más. Un alto porcentaje no sufren depresiones mayores, lo que los haría necesarios, sino un malestar difuso que apagan con algún tranquilizante temporal u ocasional. Sin embargo, este arsenal farmacéutico podría descender. El estrés no es una condena fatal e irreversible. Sus cadenas se pueden romper o atenuar.
Hay gente, de todos modos, que se siente asfixiada en su propio trabajo. Además de las profesiones que conllevan riesgo físico, hay otras, menos amenazantes o incluso atractivas, en las que los profesionales se queman en unos pocos años. Las épocas de crisis o de cambios socioculturales no son ajenos a este derrumbe. Por ejemplo, casi la mitad de los profesores de Secundaria siente la percepción de no tener control sobre los alumnos. "Algunos viven problemas de violencia en las aulas y hasta reciben amenazas", recuerda Cano. ¿Qué hacer ante una situación así? ¿Afrontar el problema y resistir, ignorarlo, cambiar de centro? Depende de cada caso, pero la consulta al psicólogo o el aprendizaje de técnicas de control de estrés son recursos cada vez más utilizados entre el profesorado.
En otros casos, la ambigüedad del rol a desempeñar origina angustia y desencadena situaciones de estrés. "Es imprescindible dar al empleado una información correcta sobre las funciones a realizar. Pero también hay que valorar si está capacitado para ese puesto, y ahí juegan un papel capital los planes de formación. Un tercer factor a tener en cuenta es el control de los tiempos de entrega. Lo ideal es que el trabajador pudiera ajustar sus horarios, pero al menos que no se vea vigilado o controlado al minuto", explica el profesor Cano. En el otro extremo, las tareas monótonas generan también estrés. La rotación es necesaria, continúa Cano. "Si tenemos en cuenta que más del 50% del absentismo laboral y de ciertas bajas está relacionado con el estrés, la aplicación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales no sólo evitaría muchos casos de trabajadores quemados, sino un importante ahorro en bajas por estrés", continúa Cano.
No todo el mundo vive por igual los desafíos del estrés. Hay una mayor propensión en personas de temperamento obsesivo y carácter perfeccionista. Buscan el trabajo bien hecho, insisten una y otra vez, echan horas y reaccionan peor ante los errores. Ellos mismos asisten a veces resignados a esta espiral de tensión que tiene como escenario su propio cuerpo: cansancio, desmotivación, insomnio, de memoria, dolores musculares en hombro y espalda, y alteraciones digestivas y cardiovasculares...
"Es frecuente hablar de estrés emocional para referirse a personas que están en constante lucha con su entorno", afirma el doctor Jordi Rius, cardiólogo del centro médico Teknon, en Barcelona. Este estrés tiene mucho de impotencia ante "las tensiones relacionadas con el trabajo, los demás y uno mismo que conducen a una mezcla de estrés-depresión-ansiedad", añade. Como cardiólogo, al doctor Rius lo que le interesa es analizar las consecuencias del estrés sobre las arterias coronarias. "En el caso del estrés crónico, es complejo, difícil de cuantificar y catalogar si por sí solo puede conducir a un infarto de miocardio". En ese sentido resulta polémico determinar si, en el caso de que el infarto acaeciera en el trayecto del domicilio al lugar de trabajo o en la misma oficina, podía considerarse accidente laboral, recuerda el doctor Rius. "Quizá antes de salir de casa participó en una fuerte discusión o en un intercambio de insultos en medio del tráfico que fueron los inductores del infarto", prosigue el cardiólogo.
En los últimos tiempos, además, los cardiólogos tienen en cuenta también el impacto del estrés agudo o el provocado en situaciones especiales, como "el que ha traído la crisis económica", presente en todos los sectores sociales. Este estrés agudo o súbito "sube la presión arterial y acelera el progreso de la enfermedad de las arterias coronarias", lo que puede producir un infarto. "Estamos viendo ahora justamente que incluso a hipertensos bien controlados se les dispara la presión por el estrés. O que pacientes coronarios estables han empeorado más rápido de lo esperado", continúa Rius.
Por un lado, el estrés es un aliado directo de la arterioesclerosis (endurecimiento y pérdida de elasticidad de las arterias debido a los depósitos de grasas que se acumulan en ellas), con el consiguiente riesgo de infarto cardiaco o cerebral. Por otro, las personas estresadas suelen llevar una vida sedentaria, comen con prisas, padecen problemas de sueño... Todo ello es un círculo vicioso.
Un círculo, además, que se amplía a todas las clases sociales. "Ya no es una enfermedad de directivos o de profesionales como bomberos o médicos", señala el doctor Rius. "Cerca de la mitad de las muertes por ataque cardiaco o cerebrovascular se producen entre los 18 y los 69 años", advierte.
El estrés puede desembocar en un trastorno de ansiedad. Y a la vez la ansiedad fomenta el estrés. Las fobias y el pánico son algunas de sus manifestaciones. La fobia lleva a la evitación, mientras que el pánico se produce porque se teme que se vaya a desatar una crisis de ansiedad. "Tienes la sensación de que te estás muriendo o de peligro inminente y fatal", confiesa una mujer que más de una vez ha dudado si había sido víctima de una crisis de ansiedad o si estaba a las puertas del infarto. "Te ahogas, y te planteas si dejas que pase o te vas al hospital". Se teme por la vida, y en ocasiones ese ataque de ansiedad lleva a algunas personas a urgencias pensando que les acecha un infarto. No es así. Su vida no peligra de momento. Lo que no significa que ese frenesí vital no les haga cada vez más frágiles.
De todos modos, los expertos aseguran que no se deben subestimar los episodios fuertes de estrés que, aun siendo efímeros, provocan cuadros de angustia y tensión intensas, con el consiguiente riesgo cardiovascular. La prevención tiene que empezar a edades muy jóvenes: "Además de controlar la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes y la obesidad, hay que evitar fumar, disminuir el café o pasarse al descafeinado, hacer ejercicio, acostumbrarse a comer medias porciones y beber alcohol con discreción", sugiere el doctor Rius.
El estrés altera asimismo los ritmos del sueño. El insomnio aparece, al igual que el cansancio, en la vigilia. Recurrir a fármacos para dormir es una solución que en ocasiones puede convertirse "en una parte del problema, puesto que muchas personas acaban tomando fármacos diariamente y con insomnio crónico", señala el profesor Cano. "No hay que olvidar que si tomamos un fármaco psicoactivo que nos relaja, el cuerpo tiende a buscar de nuevo el equilibrio poniendo en marcha otra acción compensatoria, que consiste en activarse", añade Cano. El doctor Rius, sin embargo, defiende el uso de ansiolíticos-tranquilizantes si pueden ayudar. "Es más sano tomarlos que pasar una noche en blanco o todo el día tenso y nervioso", matiza.
El estrés pone en pie de guerra emociones como la tristeza, la rabia o el miedo. Acentúa la irritabilidad y las discusiones. Y hay estudios que avalan que la ira es uno de los predictores de infarto: su probabilidad aumenta si se produjo una discusión acalorada dos horas antes.
Las mujeres son más vulnerables ante el estrés. Lo padecen en un 32%, frente al 25% de los hombres. Los trastornos de ansiedad también les afectan tres veces más que a los varones. "Si no se tratan estos problemas, pueden desembocar en trastornos depresivos", recuerda Cano.
"Con psicoterapia y un tratamiento adecuado se pueden remontar la ansiedad y el estrés en unos meses", señala el presidente de SEAS. "Es fruto de un pensamiento erróneo. Atajarla implica cambiar la manera de interpretar la realidad y de entender la información. A menudo se producen errores interpretativos o se dedica demasiada atención a los problemas, lo que potencia la ansiedad. Para abordar esta alteración se requiere una labor de aprendizaje y diferentes técnicas", sostiene.
Pero el estrés no sólo es una alteración personal. Al estrés personal hay que añadir la atmósfera estresante que se respira en el trabajo y en la vida familiar y social. Una tensión colectiva que retroalimenta el malestar de los individuos ya estresados o proclives a ello. ¿Es una utopía aspirar a una vida tranquila? No, siempre y cuando se rebajen expectativas y se reduzcan objetivos, al menos en el terreno cuantitativo. "Cuantos más estresores (creadores de estrés) tengas en tu vida, peor", sostiene Antonio Cano.
Inmaculada de la Fuente. Visto en El País
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jueves, 22 de abril de 2010
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