La tortura psicológica no deja marcas físicas visibles, pero puede crear falsos recuerdos y dejar secuelas psicológicas irreversibles. La fabricación de recuerdos desmonta la justificación de la tortura como método para obtener información.
Gran parte de los diez millones de personas encarceladas en el mundo viven en condiciones inhumanas que violan su dignidad como seres humanos. La desnutrición, el maltrato físico, la ausencia de luz, ventilación o cobertura sanitaria son algunas de las prácticas a las que muchos Estados someten a los presos, sin cumplir con la obligación de respetar su dignidad humana.
A pesar de las numerosas normativas y declaraciones que prohíben y condenan la tortura, los métodos empleados para conseguir confesiones de los encarcelados han ido modernizándose, con el fin de conseguir una mayor eficacia. Sobre todo, en un tipo de tortura que no deja rastro físico en el cuerpo de la víctima: la psicológica. Aunque no resulta tan efectiva como se piensa. Según un estudio, la presión y el estrés psicológico al que se somete a los torturados es tal que éstos generan falsos recuerdos que toman como verdaderos. El tejido y los órganos cerebrales encargados de las funciones de la memoria y de la toma de decisiones quedan dañados por las técnicas de estrés practicadas, por lo que las declaraciones de los presos no responden a la realidad. (Continúa)
Gran parte de los diez millones de personas encarceladas en el mundo viven en condiciones inhumanas que violan su dignidad como seres humanos. La desnutrición, el maltrato físico, la ausencia de luz, ventilación o cobertura sanitaria son algunas de las prácticas a las que muchos Estados someten a los presos, sin cumplir con la obligación de respetar su dignidad humana.
A pesar de las numerosas normativas y declaraciones que prohíben y condenan la tortura, los métodos empleados para conseguir confesiones de los encarcelados han ido modernizándose, con el fin de conseguir una mayor eficacia. Sobre todo, en un tipo de tortura que no deja rastro físico en el cuerpo de la víctima: la psicológica. Aunque no resulta tan efectiva como se piensa. Según un estudio, la presión y el estrés psicológico al que se somete a los torturados es tal que éstos generan falsos recuerdos que toman como verdaderos. El tejido y los órganos cerebrales encargados de las funciones de la memoria y de la toma de decisiones quedan dañados por las técnicas de estrés practicadas, por lo que las declaraciones de los presos no responden a la realidad. (Continúa)
Sufrimiento inútil. Por JAVIER GARCÍA ROPERO
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