En la Universidad de Oregón han determinado que el cerebro es capaz de responder no sólo al sonido sino también al silencio. Hasta hace poco tiempo, la comunidad científica ha tenido la convicción de que la percepción del inicio y del final de los sonidos se procesaba en el mismo canal neuronal. Ahora, un nuevo estudio ha demostrado que el cerebro emplea dos canales de conexiones neuronales distintos e independientes entre sí para procesar el inicio o el final de los sonidos. Este hallazgo servirá para mejorar las terapias en personas con déficit en el lenguaje y también para diseñar dispositivos de ayuda a la audición más eficientes, tales como audífonos o implantes cocleares.
El investigador y psicólogo Michael Wehr, del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Oregón, está llevando a cabo estudios que han permitido determinar cómo los oídos y el cerebro utilizan mecanismos distintos, con conexiones neuronales y canales diferentes, dentro de la corteza auditiva del cerebro durante los momentos en que existe un sonido audible y su pasaje hacia un momento de silencio. Wehr también señala que, gracias a las comprobaciones realizadas en esta nueva investigación, se ha constatado la existencia de un canal completo e independiente que va desde la aurícula (pabellón auricular) al cerebro y que está especializado en el procesamiento de los desequilibrios sonoros. Éste y otro canal alcanzarían finalmente juntos una región del cerebro llamada corteza auditiva, situada en el denominado lóbulo temporal del cerebro, un área que contiene las neuronas que captan e interpretan las características sonoras. El lóbulo temporal también contiene neuronas relacionadas con la comprensión del lenguaje, con la memoria y con el aprendizaje. Escuchémoslo:
"Ser capaz de percibir cuando el sonido acaba es muy importante para el procesamiento del lenguaje. Uno de los problemas más difíciles en el lenguaje es encontrar la frontera entre las diferentes partes de las palabras. En realidad, no está claro del todo cómo el cerebro lo hace", apuntó en un comunicado de prensa el profesor Wehr, agregando además que las pruebas en roedores revelaron que este tipo de regulación, que es crucial para oír y entender el lenguaje, está controlada por un canal independiente de sinapsis, unión intercelular especializada entre las neuronas. En estos contactos se lleva a cabo la transmisión del impulso nervioso, dentro de la corteza auditiva del cerebro, y aún quedan muchos elementos por pulir en este revelador hallazgo que derriba todas las teorías hasta ahora conocidas. Aunque diferentes neuronas pueden responder a los inicios de sonido y a las compensaciones de niveles de volumen, el cerebro se basa en un conjunto importante de ellas por igual para descifrar correctamente el momento de aparición y detención del sonido, la fuente que lo genera y el movimiento de los sonidos.
Uno de los principales retos del complejo conjunto auditivo (oído más canal auditivo) es preservar la información de sincronización precisa, que resulta omnipresente en el lenguaje humano, que apoya la información sobre la localización del sonido en el espacio, que permite a un oyente poder separar las fuentes de sonido que están ocurriendo simultáneamente, que ayudan a suprimir el eco en un espacio altamente reverberante y que proporcionan claves para el movimiento auditivo. Por ejemplo, el ruido de fondo en una fiesta puede dificultar que algunas personas sigan una conversación. En los casos que existen problemas de audición, la corteza auditiva no codifica correctamente las frecuencias audibles o claves temporales necesarias para la comprensión y el reconocimiento de la información de sonido. Conocer mejor cómo el cerebro organiza y agrupa los sonidos podría conducir a terapias más eficaces para mejorar la audición en niños con problemas de lenguaje y aprendizaje y podría ayudar a mejorar el diseño de implantes cocleares y audífonos, aunque Wehr reconoce que todavía hay mucho camino por recorrer hasta completar la investigación.
Visto en Neoteo
lunes, 22 de marzo de 2010
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