Se ha descubierto que la teoría anterior con respecto al funcionamiento del reloj biológico estaba equivocada.
Hallan las células que actúan sobre la percepción de los tiempos.
El estudio se ha realizado con ratones, y se espera que los resultados puedan trasladarse a los humanos.
La solución al molesto jet lag parece estar un paso más cerca después del último descubrimiento de un grupo de científicos americanos y británicos. En las últimas investigaciones, se han obtenido nuevos y más precisos datos acerca del funcionamiento del reloj biológico humano.
Los científicos han conseguido identificar, despúes de experimentar con ratones, cuál es la célula que regula el sueño, localizada en una región determinada del cerebro.
El reloj biológico, tanto en humanos como en el resto de los mamíferos, se localiza en la parte del cerebro conocida como núcleo supraquiasmático (NSQ), donde ahora se ha demostrado que actúan dos tipos de células diferentes, como recogen desde la web de Daily Mail.
Cuando los expertos hablan de reloj interno o biológico, a lo que se están refiriendo es al ritmo con el que las células del NSQ emiten impulsos eléctricos, manteniendo así un control del tiempo. Tradicionalmente se creía que estas células se mantenían activas durante el día (enviando esos impulsos), y con un ritmo más lento por la noche (de ahí, la percepción de cansancio).
Sin embargo, este reciente experimento ha puesto de manifiesto que esa teoría está "equivocada". Y es que el mecanismo de funcionamiento de esas células es diferente. Ahora, se sabe que la señal emitida desde el NSQ es bastante más compleja, y que sólo la emiten unas determinadas células.
Las células 'per1'
Sólo uno de los dos tipos de células del NSQ afecta al ritmo circadiano (ritmo biológico), cuya función es ayudarnos a mantener una noción de los tiempos: cuándo comer, cuándo dormir. Esas células contienen el gen per1, mientras que las otras no.
El doctor Hugh Piggins, de la Universidad de Manchester, ha dicho que, la posible cura al jet lag y demás problemas del sueño, estaría "en desarrollar un fármaco capaz de actuar sobre esas células", las del gen per1.
Además, Piggins añadió que el descubrimiento de estas células es interesante porque ayuda a conocer mejor el cerebro, "Podría incluso haber más células per1 en otras regiones cerebrales, y eso lo cambia todo", ha dicho.
De hecho, este hallazgo podría ser una clave también para la investigación de la cura a otras enfermedades vinculadas al ritmo circadiano.
Una señal mucho más compleja
Esas células del NSQ emiten una señal de ritmo codificada en una determinada pauta de disparos. Daniel Forger, profesor asociado de matemáticas y miembro del Centro para Medicina Computacional y Bioinformática de la Universidad de Michigan, ha reconocido que esto es algo a lo que antes no se le había prestado atención.
De momento, el estudio experimental sólo se ha realizado con ratones, pero Daniel Forger ha declarado que es probable que se trate del mismo mecanismo que opera en humanos.
Los expertos británicos recogieron datos correspondientes a las pautas de disparos (impulsos) de más de 400 células de NSQ de ratón. Después se utilizó un modelo matemático, que se aplicó a la información obtenida, para verificar la nueva teoría.
"Ahora sabemos cuál es la señal que deberíamos ser capaces de cambiar a fin de ayudar a las personas", ha declarado Forger.
Hallan las células que actúan sobre la percepción de los tiempos.
El estudio se ha realizado con ratones, y se espera que los resultados puedan trasladarse a los humanos.
La solución al molesto jet lag parece estar un paso más cerca después del último descubrimiento de un grupo de científicos americanos y británicos. En las últimas investigaciones, se han obtenido nuevos y más precisos datos acerca del funcionamiento del reloj biológico humano.
Los científicos han conseguido identificar, despúes de experimentar con ratones, cuál es la célula que regula el sueño, localizada en una región determinada del cerebro.
El reloj biológico, tanto en humanos como en el resto de los mamíferos, se localiza en la parte del cerebro conocida como núcleo supraquiasmático (NSQ), donde ahora se ha demostrado que actúan dos tipos de células diferentes, como recogen desde la web de Daily Mail.
Cuando los expertos hablan de reloj interno o biológico, a lo que se están refiriendo es al ritmo con el que las células del NSQ emiten impulsos eléctricos, manteniendo así un control del tiempo. Tradicionalmente se creía que estas células se mantenían activas durante el día (enviando esos impulsos), y con un ritmo más lento por la noche (de ahí, la percepción de cansancio).
Sin embargo, este reciente experimento ha puesto de manifiesto que esa teoría está "equivocada". Y es que el mecanismo de funcionamiento de esas células es diferente. Ahora, se sabe que la señal emitida desde el NSQ es bastante más compleja, y que sólo la emiten unas determinadas células.
Las células 'per1'
Sólo uno de los dos tipos de células del NSQ afecta al ritmo circadiano (ritmo biológico), cuya función es ayudarnos a mantener una noción de los tiempos: cuándo comer, cuándo dormir. Esas células contienen el gen per1, mientras que las otras no.
El doctor Hugh Piggins, de la Universidad de Manchester, ha dicho que, la posible cura al jet lag y demás problemas del sueño, estaría "en desarrollar un fármaco capaz de actuar sobre esas células", las del gen per1.
Además, Piggins añadió que el descubrimiento de estas células es interesante porque ayuda a conocer mejor el cerebro, "Podría incluso haber más células per1 en otras regiones cerebrales, y eso lo cambia todo", ha dicho.
De hecho, este hallazgo podría ser una clave también para la investigación de la cura a otras enfermedades vinculadas al ritmo circadiano.
Una señal mucho más compleja
Esas células del NSQ emiten una señal de ritmo codificada en una determinada pauta de disparos. Daniel Forger, profesor asociado de matemáticas y miembro del Centro para Medicina Computacional y Bioinformática de la Universidad de Michigan, ha reconocido que esto es algo a lo que antes no se le había prestado atención.
De momento, el estudio experimental sólo se ha realizado con ratones, pero Daniel Forger ha declarado que es probable que se trate del mismo mecanismo que opera en humanos.
Los expertos británicos recogieron datos correspondientes a las pautas de disparos (impulsos) de más de 400 células de NSQ de ratón. Después se utilizó un modelo matemático, que se aplicó a la información obtenida, para verificar la nueva teoría.
"Ahora sabemos cuál es la señal que deberíamos ser capaces de cambiar a fin de ayudar a las personas", ha declarado Forger.
Leído en 20minutos
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